Se suponía que este día iba a ser
bueno, que las nubes no se interpondrían entre el sol y nuestros
ojos, que la piel sentiría el calor que éste irradiaba. Pero hasta
en los días bonitos ocurren desgracias. Aunque viéndolo desde un
punto de vista objetivo, totalmente opuesto a mí, podría decirse
que el cielo conmemora hoy la llegada de uno de sus ángeles a las
puertas de San Pedro. La Tierra hoy está de luto, amigo, pero el
cielo celebra tu llegada. A pesar de todo, a mí lo único que me
apetece hoy es llorar.
¿Cuántas palabras habremos cruzado?
Creo que no las suficientes. Compartimos aquella mesa en la boda de
mi prima y a partir de ahí comprobé por mí mismo que lo que de ti
se decía era verdad. Se suele decir de los que nos dejan que eran
bellas personas, tú eres una caso a parte, porque llenabas con tu
luz, con tus ganas de vivir, a todo el que contigo hablaba. No fuiste
un amigo íntimo para mí, sino para mi familia. Te conozco por lo
que otros decían de ti, y cuando la opinión general es unánime
significa mucho... demasiado. Tus verdaderos amigos demostraron que
estaban ahí para todo (esa foto de grupo con la misma camiseta con
tu nombre todavía se fija a mi retina). Su fuerza es ahora la que
dibuja una sonrisa debajo de los nubarrones en los que nuestros ojos
se han convertido. La leucemia te ha llevado del lado de tus seres
queridos y nos ha privado al resto de la oportunidad de llegar a
conocerte mejor. Como dicen hoy todos tus amigos: “has sido un
amigo y ahora eres un ángel”.
El resto, no somos nadie. Pero nos has
llegado, de un modo u otro. Las lágrimas de mis ojos ya te podrán
decir todo. No puedo, ni quiero, imaginarme el dolor que pueda
suponer perder a un amigo, o a un hijo. Pero al menos me siento
orgulloso de que alguien como tú en una ocasión me dedicara su
atención por un breve período de tiempo y me haya llevado a
sentirme así. Es por eso que un día como hoy sobran las palabras,
pero al igual que en secreto este mismo sábado mis amigas y yo lo
hicimos, ahora lo repito yo en solitario y alzo mi copa para realizar
un brindis silencioso que omite un: “por Gabi”.
con tus palabras nos has hecho acercarnos al alma de este chico.desde aquí mi pésame.
ResponderEliminarGracias, Manuel. Un abrazo!
ResponderEliminarSencillamente hermoso y a la vez triste. Se me ha hecho un nudo en la garganta...
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