lunes, 31 de enero de 2011

Para evitar el olvido


Escribo para él. Cada palabra que surge de la coordinación de mis pensamientos y los movimientos de mi mano, ya sea con un bolígrafo en mano o sobre un teclado, está dedicada a contarle qué ocurre en mi vida. Todas las historias que he contado estos años han tenido mi firma, pero deberían haber tenido la suya también, porque él es el origen de cada una de ellas. Le escribo para que sepa de mí, allá donde esté ahora, con la esperanza de que algún día caigan en sus manos, las lea, y sepa que todas están inspiradas en sus ojos. Quiero que sepa que he intentado enamorarme (y ¡Dios!, a veces de verdad lo he conseguido... más o menos) y que así se lo hago ver en algunos de mis relatos. Pero él tiene una fuerza magnética tremendamente fuerte, y yo no soy más que un pequeño muñeco de hierro. Y por muchos imanes que haya por aquí cerca, él es el más fuerte.
Mi intención es mantener con vida unos recuerdos sobre vivencias y sentimientos, para que llegado el momento, él las lea y diga: «así que ésta ha sido tu vida sin mí». Y como canta Lionel Richie en una de sus famosas canciones: “quiero decirte tantas cosas...”

3 comentarios:

  1. En cierto modo yo viví algo así. Anhelaba el rencuentro y cuando sucedió me di cuenta de que todo había cambiado.

    Un abrazo.

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  2. Me gusta mucho como escribes, chico, te sigo!
    Pásate si tienes un rato ;)

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  3. Daniel: Tienes razón, cuando esperamos algo y al fin llega, nunca es como hubiésemos querido. Sin embargo, qué seríamos sin esperar nada, sin anhelos y sin sueños. Cuando llegan y nos sorprenden, para bien o para mal, hacen de nuestra vida algo impredecible y dinámico. Por eso no es tan malo esperar, creo yo...
    Gracias por pasarte :)


    Chat Noir: Gracias por tu comentario, y me alegro de que te haya gustado. En breves me paso por tus blogs.

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