jueves, 11 de octubre de 2012

¿Qué he perdido?







Lo que he vuelto a perder es la ilusión. Una fina línea cruza mi cara en el lugar que le fue robado a una sonrisa. Me creí que la furia espantaba a los enemigos, pero lo que hace en realidad es dejarme solo sin compañía y envuelto en una vorágine de sueño y vigilia en la que ya no distingo la separación entre mi mundo y mi mente. No tengo motivación para levantarme de la cama y enfrentarme al exterior. Mi vida se ha limitado a una continua sensación de derrota y decepción, y ya no me quedan lágrimas en los ojos para arrastrarla. Mis sueños se inundan por la ola que surge del mar y envuelve mis anhelos; soy incapaz de subir a la superficie cuando la marea me cubre y tan solo puedo quedarme en el fondo, rodeado de libros y mesas vacías.
Una profesora mía nos dijo esta misma tarde que “el hombre es más fuerte cuanto más sensible es a la realidad”, que no debemos reprimir las lágrimas. Yo no he parado de hacerlo últimamente, reprimir, y me ha dejado exhausto. Se ha acabado el sueño de verano y se ha acabado el tener sobre mi cabeza el cielo despejado. Se acerca tormenta y ya ha nublado mi alma en su totalidad. No quiero perderme, cegado por el resplandor falso de mis sueños. Quiero tener la capacidad de dejarme llevar y aprender a cuidar de mí mismo. Quiero soñar con una vida abstracta y dejar a un lado los prejuicios. Pero me veo incapaz de detener la ola que asolará por completo mi vida.