sábado, 5 de marzo de 2011

Gritos en la carretera



Podemos pasarnos años sin escuchar la voz de una persona. Sin embargo, en momentos en los que menos esperábamos recuperar dicho recuerdo, escuchamos esa voz que tan especial fue en un tiempo, como si surgiera de algún lugar dentro de nosotros. Incluso podemos ser capaces de escucharlos susurrarnos cosas al oído cuando nos estamos quedando dormidos, o cuando nos quedamos atontados mirando el vacío y sin atender a nada. O también esas voces pueden convertirse en gritos que nos pueden sacar de muchos apuros si sabemos escucharlas con atención.

Esta historia no trata de susurros del pasado, ni siquiera trata de fantasmas. Lo que intento contar con ella es la extraña capacidad que poseemos las personas para sobrevivir en ciertos momentos peligrosos de nuestras vidas, o más concretamente, de cómo algunas personas dejan una marca tan intensa en nuestra memoria que son capaces de protegernos, incluso una vez que ya se han ido.

Mi madre conducía sola una noche a eso de las nueve y ya precisaba de los faros para poder ver la carretera. Mi padre iba tras ella en el otro coche. Ambos venían del hospital de ver a la madre de mi padre, que la habían operado. No sé exactamente el porqué, pero habían ido en ambos coches. El trayecto de vuelta a casa era corto, sin embargo, a unos pocos minutos de coger el coche, mi madre comenzó a quedarse dormida. Puso la música alta y también quitó la calefacción, pero aún así el cansancio no se atenuaba. Luchó por mantener los ojos abiertos, pero le fue imposible. El coche describía curvas en la carretera, sin seguir la dirección recta que mi madre luchaba por mantener. Mi padre le estaba haciendo luces para llamar su atención y que parase a un lado de la carretera para ver qué era lo que le estaba pasando, pero ella no parecía enterarse. Sus esfuerzos por mantenerse despierta fueron insuficientes. Se quedó dormida. Pero no fue demasiado tiempo, es más, fue muy poco tiempo, quizá milésimas de segundos, el que transcurrió hasta que se despertó sobresaltada por lo que acababa de escuchar. Su padre le había gritado a su lado: «¡Despierta, nena!». En el asiento del conductor, efectivamente, no había nadie, y mucho menos mis abuelo, que lleva años fallecido. Al llegar a casa mi padre la gritó: «Pero qué te pasaba, no parabas de dar bandazos. ¡Casi te matas!». Mi madre le explicó que se había quedado dormida al volante y que su padre la había despertado a gritos.

Esta historia no me la contó mi madre, evidentemente. Supongo que subestima demasiado mi fe en este tipo de cosas, o puede que haya sido porque no quería contármelo, pues el hecho de haberlo hecho le podría haber sonado a cuento chino hasta a ella misma. Me la contó mi abuela, un día mientras hablábamos por teléfono. Yo no dudo para nada de la veracidad de las palabras de mi madre, pero mucho menos de las de la suya, mi abuela. Yo siempre he sido un creyente, pero de unos cuantos años para aquí me he cuestionado todo lo referente al tema de Dios y la vida después de la muerte. Yo por supuesto que creo, pero ¿cómo no voy a creer cuando en mi familia han pasado muchas cosas extrañas de este tipo? No soy religioso, pero sí puramente espiritual, y sobre todo sé que hay un ente superior que gobierna las leyes del universo (le llamo Dios por costumbre), pero no considero que sea la figura paternal que la Iglesia le atribuye, más que nada porque está demasiado humanizada y huele a cuento chino por todos lados. También he investigado sobre reencarnación y he leído bastantes libros y creo a pies juntillas en ella, pero no me voy a extender más en esto.

No sé si a mi madre la despertó su propio cerebro, activando alguna capacidad cerebral que le advirtiera desde el inconsciente que estaba conduciendo, que no se podía dormir; o en cambio lo hizo realmente la esencia de mi abuelo que, como a ella y a mi abuela les gusta creer, está protegiéndola. Yo me quedo con un poco de ambas, pues me gusta seguir creyendo que todavía puede haber una conexión entre la ciencia y el espíritu. A mí también me ha protegido algún tipo de fuerza extraña en algún momento de mi vida en los que bien podría haberme pasado algo grave y sin embargo, salí ileso. ¿Puede que yo también tenga algún tipo de protección? Pues no lo sé. Lo que sí sé es que mi madre escuchó el grito de mi abuelo que la despertaba, y por eso ahora, gracias a él, no tenemos nada que lamentar.

6 comentarios:

  1. Hola Pablo.
    Yo a estas alturas de la vida no sé ya ni en lo que creo.Hoy me pillas un poco desencantado con la vida en general...pero bueno me pasa a menudo.
    Y pensando un poco me pregunto ¿si al sitio que llamamos cielo y en el que se supone que se esta tan bien,para que nos avisan cuando estamos a punto de partir para allí? ¿No sería mejor dejarnos que se nos saliera el coche de la carretera y partir para ese cielo ya toda la otra vida? no entiendo nada.¿Para qué nos despiertan cuando estamos a punto de subir al cielo si se supone que allí se vive de puta madre?...en fin Pablo, perdona que hoy estoy un poco negativo.Me alegro infinitamente que tu abuelo despertara a tu madre en esos momentos.
    Yo me imagino perdiendo a un ser querido y me pongo malo.
    Mi comentario sólo era una simple reflexión,porque yo creo más en esta vida que en la otra y a veces presiento que si existe Dios ya hace tiempo que medio por caso perdido y me abandonó.
    Un saludo grande Pablo, te dejo mis mejores deseos!!!

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  2. Hola Pablo!

    Me parece muy interesante esto que cuentas en el post. Me imagino que ya sabrás que yo no creo en Dios, desde luego no en el que plantea la Iglesia o cualquier religión, pues en cualqueir caso creo que escapa al pensamiento humano.

    A mi abuela le ocurrió también algo difícil de explicar, nunca vio a su madre, excepto en un sueño y así lo verificaron sus hermanas mayores...

    Un saludo!!

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  3. Sabes, me encanta tu blog, lo sigo día a día, pero no suelo comentar mucho, todo lo que pueda decir por aquí me suena demasiado vanal e insulso... pero tu comentario en mi blog me ha dado las ''fuerzas'' necesarias para decirte de nuevo, que tu blog me encanta y que me encanta como escribes. Te segui desde un principió y espero hacerlo hasta el final. Sin duda este es mi blog preferido. Y aparte de eso te queria dar las gracias, ya que sin conocerme de nada has intentado y conseguido levantarme la escasa moral que me quedaba ya.

    Y respecto a tu entrada, a mi madre le paso algo parecido a lo que relata Daniel Rojas, con su hermana mayor, y opino lo mismo que tú sobre lo de una fuerza superior.

    Y ya se que no viene mucho a cuento pero tu post acaba de recordarme una frase de Rosseau que decia algo asi:

    ''La conciencia es la voz de las almas, las pasiones son las voces del cuerpo ''

    Creo que es una buena forma de acabar este comentario ^^.

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  4. Manuel: No eres el único que más a menudo que de vez en cuando se siente desencantado, yo puedo entenderte. Te haces unas preguntas muy profundas que creo nadie puede contestarte. Sin embargo, yo creo que todos tenemos cun designio que cumplir, por ello a veces nos despiertan, para que sigamos adelante y cumplamos con ello.

    Daniel: Yo tampoco creo en la Iglesia, sino en Dios. La primera no es más que una empresa cualquiera que vende sueños.En cuanto a lo de tu abuela, es muy interesante. Si yo fuera su nieto le pediría que me relatara ese sueño fijo :)

    My own yellow cat: Gracias por postear, pásate cuando quieras.

    La noche azul: Debo darte mil gracias por esas palabras tuyas de "sin duda este es mi blog preferido", no te imaginas lo mucho que significa para mí eso. Yo opino que lo más importante de nosotros nunca muere, y por eso permanece en la tierra, protegiendo a sus seres queridos. Y esto que digo tiene relación con lo que dice Rosseau: la conciencia es nuestra alma.


    Un saludo a todos y muchas gracias por comentar
    :)

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  5. A mi este tipo de cosas siempre me han gustado, me han llamado la atención y parecido curiosas. Pero no creo en un ente superior, ni en espíritus, tampoco en algo después de la muerte. Y me encantaría creer en ellas, osea, que existieran.

    Me alegro de que te madre este bien, y me alegra leerte. Un saludo y suerte~

    :)

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