martes, 15 de febrero de 2011

Una cazadora de cuero negro



Ayer fue final de exámenes para muchos, para mí lo será en un par de días. Aun así salí a celebrarlo porque el que me queda no es muy importante. Supongo que también me apetecía celebrar que un año más continúo buscando el amor, pues no sólo los que ya lo han encontrado, o creen haberlo hecho, tienen derecho a celebrarlo. En general fue un gran día en compañía de amigos, pero hoy cuando me levanté había un hecho que destacaba sobre todos los demás: que lo había vuelto a ver.

No sé qué es lo que tiene ese chico, pero es que me inspira a escribir. Puedo afirmar sin el error de caer en una metáfora que es mi musa. El “muchacho del bar” al que una vez me imaginé tocando el piano para mí, volvió a dejarse caer en mi vida. Yo esperaba con una amiga la cola del McDonald's, cuando lo vi apoyado en el pasamanos de las escaleras. Llegué a dudar de si se trataba de él, más que nada porque durante estas semanas había olvidado su cara y lo único que de él me quedaba era el recuerdo de la sensación que me había producido. Pero efectivamente era él, con su mirada distraída mirando el vacío y sin reparar en que yo estaba allí con una sonrisa dibujada por haberlo visto. Y sus manos... seguían siendo tan perfectas como recordaba. Pero no pensé para nada en cómo sería que tocase para mí, esta vez no dejé que mi cabeza soñara, sino que disfruté del momento de verlo y tenerlo cerca. Llevaba la misma cazadora de cuero negro que la última vez, lo cual me hizo sonreír, porque en mi cabeza su imagen y todas las cazadoras de cuero negro del mundo ahora estaban ligadas; ahora cuando pensase en una cazadora de cuero negro lo vería a él vestirla. El momento fue demasiado corto, pues recogió su pedido y subió a tomárselo, «con alguien especial», supuse para mí.

Pero no quedó ahí la cosa. Salimos de allí y tres amigas mías y yo caminamos bajo la lluvia menuda que caía sobre la ciudad, dirigiéndonos hacia un bar a tomarnos unas cervezas. Íbamos por una de las calles que más me gustan de esta ciudad (y supongo que ahora más), cuando por un motivo extraño miré hacia atrás. Sí, allí estaba él, venía detrás, y sólo (quizás la hamburguesa se la había tomado sin ninguna "compañía especial"). Nuestras miradas se encontraron y sentí algo que las dos ocasiones anteriores no había hecho: fuerza, había mucha fuerza en su mirada. Agaché la cabeza, intimidado, y continué caminando, torpemente porque notaba su mirada en la parte de atrás de mi cabeza. Aquella mirada me ha tenido pensando todo el día. Conozco a pocas personas que hayan tenido ese efecto en mí, pero una de ellas es mi abuela materna, una de las personas más importantes en mi vida, y fuerte, sobre todo ella es fuerte. Esa fuerza es la que ha hecho que se afiance todavía más su imagen a mi memoria. Pero también produce algo en mí que no se trata de un sentimiento, sino de una sensación, que me recuerda que llevo demasiado tiempo solo esperando a alguien especial. Y lo más intrigante de todo es que nunca había sentido la misma necesidad de conocer a alguien como la tengo por él. Él no solo me insta a escribir, sino que ha inspirado este blog, y día a día me hace rezar para volverlo a ver, aunque sea un instante antes de que se pierda entre la cantidad de turistas de esta vieja ciudad. Tengo la necesidad de conocerlo, quiero estar cerca de él, porque nadie había despertado este interés en mí.

Llevaba varios días triste, con el bloqueo del escritor a cuestas, pero el volverlo a ver me ha sentado de nuevo delante del ordenador. Ese muchacho del bar me ha devuelto la esperanza de encontrar algo adecuado. Y otra vez se me antoja demasiado curioso que alguien al que no conozco de nada produzca este efecto en mí. Pero me da igual. Él es mi musa ahora.

5 comentarios:

  1. Por un momento he deseado estar con mi mano en esa barandilla del Mcdonals, y ser el protagonista de esta historia o ser simplemente un mero espectador que es testigo mudo de esos ojos que se encendian al verle.

    Con tus historias consigo adentrarme en mundos ya vividos por mi en otras epocas.
    Me gustan tus letras.
    Un saludo Pablo!!

    ResponderEliminar
  2. Dios!
    ¿Pero cómo escribes tan bien?!! Me has traído muchos recuerdos. Recuerdos a miradas lejanas y fíjate, también chupas de cuero :)

    ResponderEliminar
  3. ¡Menuda coincidencia! ¿Y no aprovechaste la situación? Al menos un "Perdona ¿Tienes hora?
    ¿O no quieres relacionarte con tus musas?

    Me alegra que te haya devuelto la esperanza. Y que te inspire, aunque suene egoísta, así puedes deleitarnos con estas entradas :)

    Mucha suerte con todo y con el examen que te queda.
    Ciao ~

    ResponderEliminar
  4. Manuel: Me alegro de que te hayas sentido identificado, pues lo has vivido. Mi intención es que al menos alguien comprenda lo que me pasa.

    Gershwin: (mira que me ha costado escribir el nombre xD) También te doy las gracias por el apoyo. SUpongo que a todos alguna vez nos ha gustado o hemos estado con alguien con cazadora de cuero.


    Shinrei: Me gusta pensar que no me acerqué porque no sentí ese empuje que te da fuerzas para hacerlo, aunque en realidad es que me moriría de la vergüenza si lo hubiese hecho. De todas formas, si se siguieran dando estos encuentros, en alguno de ellos puede que no me resista.


    Un saludo!!

    ResponderEliminar
  5. Pablo, qué doble coincidencia! Él de nuevo y en San Valentín, es una lástima que dejaras escapar la oportunidad.

    Muchas suerte con el último examen, yo también terminé ayer.

    Un saludo!!!

    ResponderEliminar

Puedes dejar tu opinión: